Budour Hassan
Traducido por Mariana Morena
El 29 de agosto de 2013, las fuerzas de seguridad sirias arrestaron al activista palestino-sirio Oday Tayem después de asaltar su casa en Jaramana, un suburbio al sudeste de Damasco controlado por el régimen.
En los cinco meses siguientes a su detención en calidad de incomunicado, han fallado los intentos de sus familiares y amigos para conocer la rama de seguridad específica donde se encuentra recluido.Nacido el 12 de mayo 1993 al sur de la capital siria en el campo de refugiados de al-Yarmouk, Oday es el mayor de tres hermanos. Su padre es un refugiado de la aldea limpiada étnicamente de al- Shajar, cerca de Tiberías, y la familia de su madre fue desplazada desde Kafr Kanna, un pueblo cerca de Nazaret, en la Nakba de 1948.
Cuando estalló la Segunda Intifada en Palestina, un grupo de palestinos y sirios establecieron una carpa de protesta en la plaza Arnous en el centro de Damasco para expresar solidaridad con sus hermanos en la Palestina ocupada.
Oday solo tenía siete años en ese momento, pero participó regularmente en las manifestaciones contra la ocupación israelí, memorizando las canciones revolucionarias palestinas, y asistió a las sentadas junto con su madre, que estaba entre los organizadores.
Once años más tarde, Siria tendría su propia Intifada, una Intifada contra un ocupante crecido en su seno. Y Oday, que estaba estudiando ciencias políticas en el Líbano cuando comenzó el levantamiento de Siria por libertad y dignidad, sabía exactamente de qué lado estaba. El joven refugiado, siempre sonriente, que había exigido la libertad para Palestina a la edad de siete años, once años después exigía la libertad tanto para Palestina como para Siria, subrayando que ambas demandas iban de la mano.
Muchos revolucionarios palestinos ahora retirados, junto con la mayor parte de los intelectuales de izquierda, apoyarían sin vergüenza al régimen sirio o demonizarían a la revolución siria, ocultando sus posiciones tras el manto de la neutralidad y la objetividad. En agudo contraste, Oday, al igual que toda una generación de jóvenes en los campamentos palestinos de Siria, renunciaron a la seguridad del silencio, hablaron la verdad al poder y recuperaron la Causa Palestina explotada y apropiada durante tanto tiempo por el régimen sirio y sus apologistas.
Oday decidió dejar sus estudios en Líbano para regresar a Siria poco después del estallido de la revolución. Combinando la disidencia civil y pacífica con diligentes tareas de ayuda, trató de asistir a los civiles y a los desplazados que quedaron atrapados bajo el estado de sitio del régimen en lugares como Yarmuk, trayéndoles alimentos y suministros médicos.
En la actual coyuntura, donde muchos siguen predicando neutralidad e insisten en un discurso exclusivamente humanitario sobre el drama de Yarmuk, es esencial para nosotros aprender más acerca de Oday y de los cientos de palestinos refugiados en Siria que han sido arrestados, asesinados o torturados hasta la muerte en las cárceles del régimen sirio por intentar romper el cerco de Yarmouk. Mientras que para el discurso de neutralidad puede ser conveniente sugerir que “ambas partes” son igualmente culpables de la catástrofe humanitaria en Yarmouk, este argumento apolítico, por el contrario, condona los castigos colectivos y la inanición sistemática, de-contextualiz a el sufrimiento de los civiles sitiados, y pasa por alto el hecho de que miles de sirios, incluyendo a muchos palestinos, han pagado con sus vidas el intento de romper el cerco del campo y de otras zonas sitiadas.
Podríamos preguntarnos: ¿cómo se puede expresar una forma genuina de solidaridad con el pueblo de Yarmouk sin sostener inequívocamente la responsabilidad del régimen que impone el asedio de Yarmouk? ¿Cómo se puede exigir “Salven a Yarmouk” mientras se permanece en silencio frente a los que fueron arrestados, apuntados y torturados por el régimen precisamente porque trataban de salvar a Yarmouk con acciones que no toman la forma de súplicas? ¿Cómo puede ser tan selectiva nuestra indignación moral como para mostrar solidaridad con Yarmouk sin pronunciar una palabra sobre otras áreas sitiadasa en
Siria?
Tomó varias muertes por inanición para que los llamados activistas “pro- palestinos” lanzaran tímidas campañas de solidaridad con Yarmouk, pero incluso cuando finalmente se hicieron, abrazaron un discurso similar al que es propagado constantemente por los sionistas liberales y los organismos humanitarios. Este discurso condena el asedio sin condenar explícitamente al ejército que lo sostiene y utiliza la presencia de fuerzas armadas de la oposición dentro del campamento para justificar el asfixiante asedio por parte del régimen.
Recordar a Yarmouk les tomó a los llamados activistas “pro-palestinos”, más de seis meses de asedio completo por el régimen. Pero, ¿qué haría falta para que lanzaran campañas para pedir la liberación de los presos palestinos dentro de las cárceles sirias, o esto violaría el principio de neutralidad sagrado que ostensiblemente sostienen? En un informe publicado recientemente, el Centro de Estudios Democrático-Rep ublicanos ha documentado la muerte bajo la tortura de 119 palestinos detenidos en cárceles del régimen en Siria desde el inicio de la revolución. 46 más que los palestinos que murieron bajo tortura en las cárceles israelíes de la Ocupación desde 1967. Sin embargo, el horroroso destino de los palestinos presos en las cárceles del régimen sirio no ha garantizado la indignación justificada -mucho menos una campaña activa- por parte de aquellos que alegan defender a Palestina.
Las lágrimas que derrama la madre de Oday al escuchar una de las canciones favoritas de su hijo no son diferentes de las lágrimas derramadas por las madres palestinas por sus hijos encarcelados por Israel. La fortaleza con que la madre de Oday recibió la noticia de la detención de su hijo no es diferente de la fortaleza de las madres cuyos hijos están encarcelados en Israel. Lo que es diferente, sin embargo, es que la madre de Oday no puede contratar un abogado para él, y ni siquiera sabe dónde está encarcelado porque en la Siria de Assad, preguntar por un preso se ha convertido en una cuestión de vida o muerte.
El caso de los palestinos detenidos en Siria debe ser una prioridad para cualquier persona que apoye la Causa Palestina. Oday Tayem, el palestino-sirio cuya identidad fue muy influenciada y moldeada tanto por la Intifada Palestina como por la Intifada Siria, es uno entre miles de palestinos y sirios encarcelados por el régimen sirio. Dejemos que aquellos que se atrevan, discutan con ellos y sólo con ellos, que la lucha por la libertad de los presos palestinos en Israel está separada de la lucha de los presos palestinos en Siria.
Dejemos que aquellos que se atrevan les nieguen a ellos y sólo a ellos, que el sitio de Yarmouk es impuesto por un régimen que ha castigado intencionalment e a activistas pacíficos y a socorristas en Yarmouk, a veces con la muerte. dejemos que aquellos que se atrevan les sugieran a ellos y solo a ellos, que los prisioneros palestinos en Siria se convertirán en meras figuras, figuras cuya libertad importa ahora solo para ser negociada.